¡Felices Fiestas Espartan@s! Ya ha llegado el momento… ¡de correr a tope y disfrutar! Diciembre es el mes en el que ya estoy en forma. Después de tres meses de entrenamiento desde que empecé la pretemporada en septiembre, ya soy una tía competitiva. Eso es lo que se tarda más o menos, tres meses.
Os voy a contar mis “hazañas”. Debuté el día 30 de noviembre en el Cross Internacional de Alcobendas, el mejor cross de Madrid, como ya os comenté en mi crónica pasada. Las sensaciones no eran buenas del todo. Eso me imagino que os pasa a todos en la primera carrera, que se nota que falta soltura, las piernas no están ligeras y falta fuerza. Pero tenía muchas ganas y además se cumplió mi deseo, llovió los días previos y se formó un buen barro en la zona del césped, ¡mejor para mí! Salí a la cola del grupo de las buenas, sabiendo que había que intentar ir al principio tranquila porque en un cross de 8 km con esas cuestas, siempre se revienta. De hecho todas corremos de más a menos. Al final gana la que menos “peta”. El circuito constaba de una vuelta al pequeño y tres al grande. Bueno pues en la segunda vuelta al grande ya empecé a pasar a gente, y aguanté estoicamente hasta meta con un flato fuerte que me dio, para llegar entre medias de la élite, por detrás de Azucena Díaz, varias veces internacional absoluta (que no está en su mejor momento, todo hay que decirlo), y por delante de Laura Méndez, medallista absoluta de 1500 y que la semana pasada había hecho 34 poco en un 10km.
Ya con la carbonilla
quitada después del debut, al lunes siguiente fui al cross de
Cantimpalos, donde las sensaciones fueron mucho mejores. Fui valiente
desde el principio, saliendo adelante con el grupo de cabeza. Sabía
que las 6 primeras subían al pódium, así que ese era mi objetivo.
Y entonces fueron pinchando y de repente me vi cuarta, y no podía
relajarme porque detrás venía Elena García, otra chica que en
general corre más que yo, múltiples veces medallista en 1500, y
como se me acercara en un sprint final con ella no tendría nada que
hacer. Así que apreté cada metro, incluso por un momento empecé a
pillar a la tercera, pero llegó la meta. ¡Casi subo al cajón en
un cross nacional! Aunque igualmente subimos al pódium las 6, y nos
llevamos de regalo el famoso chorizo de la tierra. ¡Vaya disfrute!
Y ahora en dos días
llega un objetivo muy importante para mí, el Cross de El Crucero en
Burgos. Es una carrera a la que llevo yendo muchos años y que con mi
mejora de nivel he logrado ganar las dos últimas veces. Es una
carrera con una cuesta de 1 km que las chicas subimos dos veces hasta
completar un circuito de 7km. A mí se me da muy bien porque aunque
no tengo fuerza, al ser una cuesta tan larga entran en juego otras
cosas. Peso poco y subo pasito a pasito sin gastar mucha energía, y
luego bajo como un avión. El público te hace un pasillo a lo largo
de la subida como si se tratase del Tour de Francia. Y notas que
disfrutan contigo, que te quieren, de hecho ya me han anunciado en
los periódicos locales. Y cuando he ganado he salido también al día
siguiente como si fuese campeona del mundo, no me puede hacer más
ilusión. Los niños te sacan la mano para que se la choques llegando
a meta…Sinceramente, puede que sea la carrera que más me guste del
año.
Finalmente terminaré
el año con una San Silvestre. Siempre tengo la duda de cuál correr.
Me debato entre la Mostoleña, que la he ganado unas tres veces y
tiene un público en todas las calles increíble, y la Vallecana.
Quizá este año alterne y opte por la segunda, para hacer una buena
marca en 10 km. Quiero intentar hacer 34:30, igual es difícil y no
lo consigo, pero me lo voy a proponer. Si alguien se apunta y me
quiere acompañar…jejeje.
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