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En la Tractorismo Race 2018 - Fotografía de su Twitter |
- No conocemos su rostro aunque si su manera de correr, su pasión por el atletismo popular, sus ritmos de entreno y sus interacciones en las redes sociales donde es uno de los más entrañables de Twitter.
Es todo un honor tener como invitado al blog a @YoEntrenoSolo, el cual nos cuenta cómo fue su experiencia en el pasado Trofeo José Cano y por que son tan especiales las carreras de barrio de Madrid
Muchas gracias y espero que os guste
- Sales de casa y eres uno. En la puerta te recoge tu amigo y eres dos. Te acercas en coche hasta alguna calle cercana a la meta. Nada más bajar ves a otro corredor, os saludáis y ya eres tres.
Entras en el metro para acercarte ahora a la línea de salida. Al pasar el torno eres cuatro; suma uno más (¡cinco!) que levanta el pulgar al verse en grupo. Por los pasillos ya eres seis, según avanzas eres siete y al llegar al andén eres ocho. Esperas el convoy mientras se suman más corredores a ambos lados de las vías.
Los hay que van con el dorsal en la mano aunque la mayoría lo lleva colocado, otros se lo están colgando ahora. Algunos parece que pudieran tomar ya la salida y no falta quienes llevan textil de más para visitar el guardarropa. Hay ropa cara, hay ropa barata, hay ropa corta y hay ropa larga... pero todos han escogido lo mismo: su prenda fetiche.
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Montaje de nuestro protagonista | Fotografía de su Twitter |
Los hay que van con el dorsal en la mano aunque la mayoría lo lleva colocado, otros se lo están colgando ahora. Algunos parece que pudieran tomar ya la salida y no falta quienes llevan textil de más para visitar el guardarropa. Hay ropa cara, hay ropa barata, hay ropa corta y hay ropa larga... pero todos han escogido lo mismo: su prenda fetiche.
El vagón se va llenando mientras una pareja de ancianos del barrio se muestra contenta porque ese día Canillejas es el centro de la ciudad. Y es que entonces, solo entonces, comenzamos los corredores a mirarnos sabiendo que somos grupo. Hemos alcanzado masa crítica. Nos evaluamos, nos vigilamos: este tiene pinta de ser rápido, esa camiseta es chula, esas medias las tengo que probar, esas zapatillas son las que quería, a este le he visto en alguna parte... Somos uno y sentimos celos.
Tanta vigilancia nos distrae, así que cuando llegamos a la estación somos cincuenta. Salimos del vagón y los cincuenta que veníamos se juntan a otros cincuenta, que viajaban en sentido contrario. Los cien se juntan a otros cien que estaban esperando.
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Salida del último Trofeo José Cano | Fotografía de José Cano |
Tanta vigilancia nos distrae, así que cuando llegamos a la estación somos cincuenta. Salimos del vagón y los cincuenta que veníamos se juntan a otros cincuenta, que viajaban en sentido contrario. Los cien se juntan a otros cien que estaban esperando.
Y el barrio, que estaba frío esperando a que más familias pasearan, se va llenando de vida como una planta a la que inyectas savia de color fosforito. Ya somos doscientos.
Al salir del metro los novatos buscan de inmediato el arco de salida. Los expertos, por su parte, buscan un lugar para sus rituales. Lentos y rápidos se saludan, jóvenes y mayores intercambian impresiones. Algunos se esconden para pensar, como si realmente fueran a cambiar toda la estrategia madurada durante semanas en apenas cinco minutos.
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El Chocamaning de moda en el último Trofeo José Cano | Fotografía de José Cano |
Todos los carteles de atletismo que había en los pequeños comercios cobran sentido. El barrio se llenó de corredores. Los doscientos del metro de juntaron con doscientos que había, doscientos que vinieron en coche y otros tantos de los que no se sabe su origen.
El locutor nos recuerda que queda poco, así que todos peregrinamos hacia la salida, ya somos miles. Ajustamos las prendas, oficializamos nuestras manías y escondemos la marca que en realidad buscamos. Algunos, excepcionalmente, anuncian su marca para verse obligados a abordarla. Se trata de una carrera rápida y se nota.
Huele a réflex, sudor e ilusión. Los corredores nos acercamos todo lo que podemos a la línea de salida, como si diez metros fueran diez minutos ganados a la marca final. Suena la señal y todos dejamos de hablar a la vez.
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En la última Tractorismo Race | Fotografía de Su Twitter |
Mientras, el barrio sigue aglutinando gente que viene a aplaudir a lo largo del recorrido. Hay algún tramo solitario, pero nunca falta un niño que saca la manita para que el corredor cargue las pilas al pasar. Incluso en las zonas de poco público siempre hay un niño observando de cerca.
El barrio se llena de vida y los corredores van colocando en las calles las fichas que cubren su apuesta. Según avanza la carrera los niños le van tomando el pulso, tras la timidez inicial ya corren sin rubor para ofrecer la mano. ¿Qué pensarán de nosotros? No somos campeones de nada pero les brilla la mirada.
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En la última Zurich Maratón Barcelona que terminó con éxito | Fotografía de su Twitter |
Te aplauden aquellos que viven ahí. Es su calle, es su barrio. Es donde está la tienda en la que compran el pan, donde aparcan el coche, donde bajan a buscar a sus hijos cuando estos llegan tarde. Allí fueron al colegio y allí apilaban ropa para fabricar el poste de una portería imaginaria. Corres sobre calles en las que han amontonado cáscaras de pipas durante mucho tiempo. Tú eres el extraño pero te aplauden: no hay mayor honor.
Son las carreras de barrio. Los corredores se juntan y dan vida a todo, se saludan, chocan manos y participan. Y los desconocidos te regalan palabras de ánimo, aunque compitas contra su hijo, su amigo o su vecino. Correr es darle vida a una ciudad.
David Corbacho Hernández & Yo Entreno Solo
David Corbacho Hernández & Yo Entreno Solo
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